jueves, 14 de febrero de 2013

Murió Ronald Dworkin (1931 - 2013)



Hoy me levanto con la muy triste noticia de la muerte del jurista norteamericano Ronald Dworkin a los 81 años de edad en Inglaterra. Les confieso que se puso la piel de gallina y me dio mucha tristeza. Dworkin fue sin duda el mejor filósofo del derecho de nuestra época. También los filósofos políticos podrán decir que después de Rawls tal vez Dworkin fue uno de los autores más importantes en la reformulación de su ciencia en los aspectos relacionados con la teoría de la justicia. 

Dworkin escribió sus principales obras, que eran sumas de artículos de revistas académicas,  a finales de los años setenta y principios de los años 80. Los títulos de sus obras son maravillosos "Los derechos en serio" (Taking Rights Seriously, 1977), El imperio de la justicia (Laws Empire - 1986 que quedaba mejor traducido como el Imperio de la ley); "A matter of principle" (1985, aún no traducido pero quedaría como "Una cuestión de principio") y sus últimas obras una estúpenda defendiendo toda su obra contra sus críticos sabiendo tal vez que moriría pronto "Justice in Robes" (Traducida como la Justicia con Toga, 2006) y su obra final sobre Filosofía Política principalmente "Justice for Hedgehogs" (Justicia para erizos, aún no traducida al español). 

Dworkin fue fundamental para la filosofía del derecho en la introducción de la idea de principios en su debate con H.L.A Hart ejemplificado en el caso Riggs vs. Palmer de la Corte del Circuito de Nueva York de 1889 en donde la Corte decide no otorgar la herencia de un nieto que asesina a su abuelo utilizando el principio que "Nadie se puede favorecer con su propio dolo" que se impuso sobre las normas de sucesión del Código Civil. 

Que se utilicen principios por encima de las reglas fue toda una revolución en la Teoría y Filosofía del Derecho que se encontraba estancada entre las luchas entre iusnaturalismo y positivismo. Las criticas vinieron del positivismo analítico de Hart y autoritativo de Raz, pero Dworkin simplemente puso en evidencia un hecho, así trabajan los jueces y el derecho principialista triunfa sobre el normativo. Esta evidencia dio lugar a que el mismo Hart en su Postscriptum corrigiera su tesis de que las normas son de dos categorías primarias con sanción y secundarias (normas sobre normas) de reconocimiento, autorización y derogación, e incluyerá los principios como normas. 

Dworkin siguió con su filosofía del derecho evidencial pero también propositiva y puso como protagonista en la creación del derecho, no al legislador, sino al juez. Aunque esto ya era una evidencia notable en el derecho anglosajón no lo era para el derecho continental. Con la introducción de tablas de derechos y normas principialistas en las Constituciones europeas y latinoamericanas de nuevo cuño, la teoría de Dworkin sobre los principios y el protagonismo del juez en la creación judicial, el famoso Juez Hércules, dio lugar a que Dworkin se convirtiera en el filósofo del derecho de cabecera desde la vertiente norteamericana en lo que se conoce como el Neoconstitucionalismo. Un derecho constitucional con contenido principialista en derechos fundamentales, el juez constitucional con amplio  grado de discrecionalidad, los derechos sociales tomados en serio y como "Cartas de triunfo" son elementos teóricos y doctrinales que ha recepcionado el constitucionalismo y la jurisprudencia latinoamericana de Dworkin. 

Se dice por ejemplo por De la Calle Lombana que Ronald Dworkin fue uno de los profesores que ayudó a redactar ciertos pasajes de la Constitución colombiana de 1991. Lo habría introducido Manuel José Cepeda en los debates constituyentes y muchos de los artículos propuestos los revisó el autor norteamericano sin nunca venir a Colombia. 

La última visita que hizo Dworkin a Latinoamérica fue a Argentina en donde le otorgaron el Doctorado Honoris Causa en la Universidad de Buenos Aires en noviembre del 2011. No pude ir, jamás conocí a uno de mis autores favoritos del derecho. A veces es mejor así, quedarse con los escritos, con su obra, pero queda la nostalgia de no haberlo visto ni conocido personalmente. Los que lo conocieron dicen que cuando entraba a algún recinto se notaba su halo "divino" como un santo del derecho. Dworkin fue un aristócrata y sabia muy bien la importancia que su obra había tenido en la Filosofía del Derecho y la Filosofía Política de nuestros días y era avasallante con su presencia e ideas. Como filósofo político Dworkin trató de revisar las tesis de Rawls y proponer una serie de correcciones a su justicia como igualdad fundada en el principio de la diferencia. La reforma de salud del gobierno Obama (Obama Care) le debe mucho al pensamiento de Dworkin sobre el sistema de seguros como la forma de solventar las diferencias entre los más desventajados en una sociedad. 

La Corte Constitucional colombiana ha utilizado sus escritos del "Dominio de la Vida" (Life´s dominion, 1993) y del New York  Review of Books en casos como el aborto y la eutanasia. Dworkin era un liberal igualitario y contribuyó a resolver polémicas sobre la libertad de conciencia y los derechos sociales. 

Se fue Ronald Dworkin el Hércules del Derecho. Ya estará seguramente discutiendo con su amigo "Herber" en el Olimpo de los grandes juristas de nuestro tiempo.

Video de la Lectura del Honoris Causa en Buenos Aires. Noviembre de 2011 aquí.