miércoles, 23 de enero de 2013

La visita de Santander a Bentham en julio 5 de 1830



Como es conocido por los historiadores, Francisco de Paula Santander visitó durante su exilió  a Jeremías Bentham en su casa de Queen Square Place el 5 de julio de 1830. En esta visita Santander le comenta al jurista inglés la situación política en Colombia y especialmente los abusos que ha cometido Simón Bolívar durante su dictadura. También le cuenta Santander cómo a través del Decreto de 12 de marzo de 1828 se dispuso que, "que en ninguna de las universidades de Colombia se enseñaran los tratados de legislación de Bentham...". Theodora Mackennan afirma que dicha prohibición fue emitida por parte de Bolívar siguiendo las recomendaciones de José Felix Restrepo quien por aquella época ejercía el cargo de Director de Instrucción Pública (Reporte del Dr. Félix Restrepo, marzo 6 de 1828, Archivo Histórico Nacional, Bogotá, Instrucción Pública - Sección República), CXXXIV, 838 - 889. Tomado de McKennan, Theodora, Santander and the vogue of Benthamismin Colombia (Phd, dissertation), Chicago, Loyola University, 1970, p. 34). La visita de Santander a Bentham se encuentra reportada en los Diarios del General Santander - existe una versión publicada en 1963 por el Banco de la República de la que tomamos la referencia-. Transcribiré lo que dice el Diario el día 3 de julio y principalmente el 5 de julio día de la visita: 

- 3 (de julio de 1830) Sábado: "He recibido una esquela de ayer muy satisfactoria de Jeremías Bentham convidándome a comer el lunes próximo. Es muy notable y honroso para mí que este sabio generalmente respetado en el mundo culto y jefe del partido radical ilustrado y mejorado en Inglaterra, concluya su carta con estas palabras: "Je suis, monsieurl, avec le respect que votre renomée m`inspire, tout à vous. Jeremías Bentham"
- 5 (de julio de 1830) "(...) Comí hoy con Jeremías Bentham. Este es un anciano de más de 80 años, alegre, bajo de cuerpo, gordo, robusto, pelo enteramente cano que le cae por las espaldas, vestido antiguo y sencillo sin corbata, ni nada de afeite. Costumbres patriarcales, trato franco y ameno, cabeza despejada aunque ya olvida los nombres de las personas, talentos vastísimos y algún tanto de vanidad. Antes de comer nos paseamos por su pequeño jardín, me mostró la casa donde vivió el célebre poeta Milton, que ahora es de él y la en que vive Mill, amigo del Gral. Miranda; me mostró el busto suyo que le ha regalado el estatuario David, de París y el retrato del general Miller al servicio del Perú. Me habló ventajosamente de Rivadavia y con grande respeto del general Lafayette. En la mesa nos sentamos, dos jóvenes que le escriben, yo a su frente y él; la comida bastante abundante y exquisita; poco vino porque él no lo acostumbra. Durante la comida hablamos de Colombia y de Bolívar y sus opiniones eminentemente liberales. Dijo que no había tirano que no tuviera su Timoleón, y que esperaba que no fuera Bolívar la excepción de esta regla consoladora para la libertad. Habló de la Constitución de Francia, y de la de Inglaterra, dando la superioridad a la primera; explicó el radicalismo del partido popular en Inglaterra y pasó en revista las opiniones de Canning, Brougham, Mackintosh, y Hume, de los Torys y los Whigs. De Hume habló ventajosamente. Después de la comida quedamos solos, tomé café de moka y él tomó mucho té; me mostró algunas de sus obras publicadas ya en español y otras todavía sin publicar en inglés; me regaló tres cuadernos de las primeras. Entre las segundas está el proyecto de Código Militar para el ejército de tierra y para la marina. Me regaló dos pequeñas monedas del tiempo de George II y me mostró una gran medalla alusiva a la Restauración. También me dio a leer impresas las cartas que ha recibido de varios personajes entre ellas una del Rey de Baviera y otra de un Almirante de Rusia. Vi también todas las muestras de las monedas de Guatemala que le ha regalado el señor Valle. Nuestra conversación duró hasta las 12 de la noche y de una manera que quedé enteramente complacido. Al retirarme me suplicó que le escribiera en lo sucesivo y que me mandaría unas cartas para Rusia"

(Tomado de "Diario del General Francisco de Paula Santander en Europa y Los EE.UU. 1829 - 1832". Transcripción notas y comentarios de Rafael Martínez Briceño, Bogotá, Imprenta del Banco de la República, 1963, p. 172 - 173).