lunes, 17 de marzo de 2008

La limpieza en las protestas

Aquí unas reflexiones de Andrés Gaitán Tobar, en su libro "El botox o la globalización de lo bello", que nos ponen a pensar sobre el derecho a la protesta en los países desarrollados y la idea del aséptismo y el borrar el recuerdo y la memoria a partir de la limpieza. Aquí les va un capítulito del libro de Gaitán que acompaña las reflexiones de Leo García sobre el derecho a la protesta, y las recientes marchas del 4 de febrero y 6 de marzo en Colombia.

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París en Huelga:

Por: Andrés Gaitán Tobar

"A mediados de la década de los noventa hubo en la ciudad de París varias huelgas por la subida de Alain Juppé como Primer Ministro. El señor Juppé llegó con nuevos impuestos y con una arremetida bastante fuerte en las finanzas familiares y cotidianas de los franceses. París no ha sido precisamente una ciudad ajena a las huelgas y a las manifestaciones; por el contrario siempre las ha tenido y estas se han convertido a través de los años en una marca casi registrada de los franceses. Participar en una manifestación en París no es gran cosa, porque a veces pueden suceder hasta 2 o tres manifestaciones por semana, y esto se ha impuesto como rutina. En aquel momento de Juppé, las manifestaciones se multiplicaron hasta el punto que hubo una medida muy propia de la derecha y de las políticas mundiales con respecto a la memoria o los vestigios de una situación contraria al orden impuesto: la limpieza después de cada manifestación resultaba impecable.

Lo interesante era ver que detrás del grupo de huelguistas, a menos de una cuadra de diferencia, venía otro grupo enorme de barrenderos, de camiones cisterna echando agua y jabón y lavando con enormes escobines rotatorios las calles por las que atravesaba la turba bulliciosa. Más atrás venía el escuadrón de camiones de basura recogiendo las bolsas previamente llenadas por los barrenderos. En cuestión de segundos podía uno apreciar cómo el desorden y la "mancha" dejada por el grupo de adelante pasaba a ser asimilada y neutralizada por el grupo de atrás. Este sorprendente proceso buscaba al máximo permitir que el acto democrático se diera en sentido figurado: todos podían hacer lo que quisieran, así hubiese una división entre Estado y ciudadano. Al ciudadano se le dejaba manifestar si sentía desventaja o si estaba en desacuerdo con las medidas del Estado. El Estado se autoimponía el derecho imperativo de asear los espacios públicos cuando estos lo requirieran. Cada quien ejercía su derecho casi al mismo tiempo, primando siempre la borrada inmediata de la memoria de dicho descontento. A los cinco minutos de haber pasado la huelga, las calles quedaban intactas como si nada hubiese sucedido. La manifestación, por ende, quedaba empacada higiénicamente en unas cuantas bolsas de plástico, y hasta se llegó a escuchar con ironía que la gente de determinados sectores quería que se hiciera una manifestación frente a sus casas o locales para que les dejaran bien limpio el sector. El resultado aséptico empezó a primar sobre la razón..." (GAITÁN TOBAR, Andrés, El botox o la globalización de lo bello, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 2006, pp. 16 - 18)

Un film sobre el Tibet

Si tiene 54 minutos para ver una película interesante sobre el Tibet, colgamos esta encontrada en Internet, que es más un documental sobre las distintas películas hechas sobre el Tibet y en donde tratan de explicar la situación actual. No es "Siete años en el Tibet" con Brad Pitt, pero se encuentran las primeras imágenes del alemán Schaffer, del Tercer Reich tratando de medirlo todo, la llegada del Imperio Británico y la invasión por parte de China. Me sorprende siempre el parecido de la música tibetana con la música andina, lo mismo que los rasgos de la gente y sus costumbres...